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16 - Von Johann Dryden und dessen dramatischen Werken /

Die Worte eines guten Dichters, die es lebhaft beschreiben, werden einen weit tiefern Eindruck machen, und sich unsrer Ueberzeugung weit gewisser versichern, als wenn sich der Schauspieler noch so viel Mühe giebt, vor unsern Augen für todt niederzufallen; so wie auch der Dichter durch der Beschreibung einerschönen lieblichen Gegend unsre Einbildungskraft weit mehr vergnügen kann, als der wirkliche Anblick derselben unsere Augen vergnügen würde. Wenn wir den Tod vorgestellt sehen, so sind wir überzeugt, daß es nur eine Erdichtung ist; wenn wir ihn aber bloß erzehlen hören, so fehlen die stärksten Zeugen, unsere Augen, die uns von dem Jrrthume überführen könnten, und wir kommen dem Betruge des Dichters, weil er so grob nicht ist, selbst zu Hülfe. Wer sich also einbildet, daß dergleichen Erzehlungen keinen Eindruck auf die Zuhörer machen könnten, der irret sich sehr, in dramatischen Werken.dem er sie mit den erst gedachten Erzehlungen lange vor dem Schauspiele geschehener Dinge, vermengt; jene werden größten Theils den Zuhörern bey kaltem Blute gemacht, bey diesen aber hilft uns unser Mitleiden, das in dem Schauspiele erregt worden, in Feuer und Affect setzen. Was die Weltweisen von der Bewegung sagen, daß, wenn sie einmal angefangen, sie von sich selbst, bis in alle Ewigkeit fortdaure, wenn sie durch keine Hindernisse aufgehalten würde, ist auch bey dieser Gelegenheit augenscheinlich wahr; die Seele, die einmal durch die Charaktere und Glücksfälle dieser eingebildeten Personen in Bewegung gesetzt worden, gehet ihren Gang fort, und wir hören das, was mit ihnen ausser der Bühne vorgegangen, mit eben der Begierde an, mit welcher wir die Nachricht von einer abwesenden Geliebten vernehmen. Aber, wirft man ein, wenn ein Theil des Schauspiels erzehlt werden darf, warum erzehlen wir nicht alle? Jch antworte hierauf: einige Stücke der Handlung lassen sich besser vorstellen, und andere besser erzehlen. Corneille sagt sehr wohl, daß der Poet nicht verbunden ist, uns alle einzelne Handlungen, welche die Haupthandlung bewirken, vor Augen zu stellen; er muß nur solche zu sehen geben, deren Anblick wirklich schön ist, es sey nun in Ansehung ihres Gepränges, oder der Heftigkeit der dabey vorkommenden Leidenschaften, oder eines an Von Johann Dryden u. dessendern ihnen beywohnenden Reitzes; das übrige alle muß man den Zuhörern durch Erzehlungen beybringen. Es ist ein großer Jrrthum, wenn wir glauben, daß die Franzosen keinen Theil der Handlung auf der Bühne vorstellen; jede Veränderung, jedes Hinderniß, das sich bey einer Absicht äußert, jede neu entstehende Leidenschaft und Abänderung derselben, ist ein Theil der Handlung, und zwar der edelste derselben, wir müßten denn glauben, daß nichts eher Handlung sey, als bis es mit den spielenden Personen zu Thätlichkeiten komme; gleich als wäre die Schilderung des Gemüths der Helden nicht weit eigentlicher des Dichters Werk, als die Stärke ihres Körpers. Auch widerspricht dieses im geringsten nicht der Meynung des Horaz, wenn er sagt:“


17 - Examen de in genios para las Sciencias /

Y no se de donde pueda nascer este effecto, oyendo todos de un mesmo maestro, y con ygual diligencia y cuydado, y por ventura los rudos, trabajando mas que los habiles. Y cresce mas la difficultad, viendo que los que son ru dos en una sciencia, tienen en otra mucha habilidad, y los muy ingeniosos en un genero de letras, passados a otras, no las pueden comprehender. Yo alomenos soy buen testigo en esta verdad; porque entramos tres compañeros a estudiar juntos Latin, y el uno lo aprendio con gran facilidad, y los demas jamas pudieron componer una oracion elegante. Pero passados todos tres à Dialectica, el uno de los que no pudieron aprender Grammatica, salio en las artes una Aguila caudal: y los otros dos no hablaron palabra en todo el curso. Y venidos todos tres a oyr Astrologia, fue causa digna de considerar, que el que no pudo aprender Latin; ni Dialectica, en pocos dias supo mas que el proprio maestro que nos en señava, y alos demas jamas non pudo entrar. De donde espantado, comence luego sobre ello a discurrir y philosophar, y halle por mi cuenta que cada sciencia pedia su ingenio determinado y particular: y que sacado de alli no valia nada para las demas letras. Y si esto es verdad (como lo es, y dello adelante haremos demonstracion) quien entrara oy De Ingenios. dia en las escuelas de nuestros tiempos, haziendo cata y cara de los ingenios, a quantos trocara las sciencias, y a quantos echara al campo por estolidos & impossibilitados para saber: y quantos restituyera de los que por tener corta fortuna estan en viles artes arrinconados, cuyos ingenios crio naturaleza solo para letras; mas pues no se puede hazer ni remediar, no ay sino passar con ello.


18 - Examen de in genios para las Sciencias /

Ellos tienen por bastante indicio, de que su entendimiento compone bien la verdad, en verle aficionado a aquella figura. y que ay argumentos y razones, que le mueven y concluyen a componer de tal manera: y realmente estan engañados, porque la mesma proporcion tiene el entendimiento con sus falsas opiniones, que las otras potencias inferiores (cada una con las differencias de su objecto:) porque si preguntassemos a los medicos, que manjar es mejor y mas sabroso, (Hipp. lib. de aliment.) de quantos usan los hombres? yo creo que dirian que ninguno ay (para los hombres destemplados, y de mal estomago) que absolutamente sea bueno ni malo, sino tal qual fuere el estomago donde cayera: porque ay estomago (dize GalenoLib. 1. de aliment. fa. cap. 1.) que se halla mejor con carne de De Ingenios. vaca, que con gallinas, y truchas: y otros que aborrescen los huevos y leche; y otros se pierden por ellos. Y en la manera de adereçar la comida, unos quieren la carne assada, y otros cozida: y en lo assado, unos se huelgan comer la carne corriendo sangre, y otras tostada y hecha carbon: Y lo que mas es de notar, que el manjar que oy se come con gran gusto y sabor, mañana lo aborrescen, y apetescen otro peor. Todo esto se entiende, estando el estomago bueno y sano: pero si cae en una enfermedad que llaman los medicos, pica o malacia; alli acontescen apetitos de cosas, que aborresce la naturaleza humana; pues le haze mejor gusto, yesso, tierra, y carbones, que gallinas y truchas.


19 - Examen de in genios para las Sciencias /

El higado (donde reside la facultad con cupiscible) tiene por natural temperamento, el calor y humedad a predominio; del qual jamas sale, en tanto que vive el hombre: Y si alguna vez dezimos estar frio; es, porque no tiene todos los grados de calor, que requieren sus obras.


20 - Examen de in genios para las Sciencias /

Quan repugnante sea a la naturaleza del hombre, salir inclinado a virtud; pruevase claramente, considerando la compostura del primer hombre: que con ser la mas perfecta que a avido en toda la especie humana (despues de la de Christo nuestro redemptor) y hecha por las manos de tan grande artifice; con todo esso, si Dios no le infundiera una calidad sobre natural, que le reprimiera la porcion inferior, era impossible [quedando a los principios de su naturaleza] dexar de ser inclinado a mal. Y que Dios hiziesse a Adam de perfecta yrasci ble, y concupiscible, bien se dexa entender: porque quando les dixo, y mando, Crescite & multiplicamini, & replete terram; cierto es, que les dio fuerte potencia para engendrar; y que no les hizo frios; pues les mandó que hinchessen la tierra de hombres: la qual obra no se puede hazer sin mucho calor.


21 - Examen de in genios para las Sciencias /

Enel segundo grado de frialdad y humedad, sale la muger muy hermosa, por averse hecho de materia bien sazonada, y obediente a naturaleza: la qual señal (solo por si) es evidente argumento de ser la muger fecunda; porque es cierto que naturaleza la acertó a hazer: y de creer es, que le daria el temperamento y compostura que era necessaria para parir: y assi a casi todos los hombres responde en pro porcion, y todos la apetescen.


22 - Examen de in genios para las Sciencias /

Verdad es, que para responder como conviene, es menester presuponer y provar algunas cosas primero: una de las quales es, que la facultad racional, es con traria de la yrascible y concupiscible; de tal manera, que si un hombre es muy sabio, no puede ser animoso, de grandes fuerças corporales, gran comedor, ni potente para engendrar: porque las disposiciones naturales, que son necessarias, para que la facultad racional pueda obrar, De Ingenios. son totalmente contrarias de las que pide la yrascible y concupiscible.


23 - Examen de in genios para las Sciencias /

Pero como naturaleza haze las cosas con suavidad, dio a la muger todos los instrumentos que eran necessarios para hazer simiente yrritadora y prolifica, con la qual apetesciesse al varon, y se holgasse con su conversacion. Y siendo de las calidades que dize Aristoteles, antes le aborresciera, y huyera del, que le amara. Esto prueva Galeno [Lib. 1. de semine. cap. 25.] exemplificando, con los brutos animales: y assi dize, que si una puerca está castrada, jamas apetesce el verraco, ni le consiente quando se le llega. Lo mesmo passa claramente, en una muger, cuyo temperamento es mas frio, de lo que conviene; que si le pedimos que se case, no ay cosa mas aborrescible a sus oydos. Y al varon frio, acontesce otro tanto: todo por carescer de simiente fecunda.


24 - Johann Huart's Prüfung der Köpfe zu den Wissenschaften /

Jch weiß nicht, wo diese Verschiedenheit herkommen soll, da sie alle eben denselben Lehrmeister gehöret, und ihn mit einerley Aufmerksamkeit und Begierde gehöret haben; da wohl gar die langsamen Köpfe noch arbeitsamer gewesen sind, als die fähigen. Die Schwierigkeit wird noch grösser, wenn ich sehe, daß diejenigen, welche in einer Wissenschaft ungeschickt sind, in einer andern viel Fähigkeit haben, und diejenigen, welche in einem Theile der Gelehrsamkeit noch so sinnreich sind, wenn sie sich in einen andern wagen, ihn nicht begreifen können. Jch kann von dieser Wahrheit selbst einen Zeugen abgeben. Wir waren ihrer drey, welche zugleich Lateinisch lerneten; der eine von uns begriff es sehr leicht, die andern beyden aber konnten es niemals dahin bringen, daß sie eine zierliche Rede hätten machen lernen. Da wir aber alle drey zur Dialektik kamen, so wurde einer von denen, welche in der Sprachlehre nichts begreifen konnten, ein recht scharfsichtiger Adler darinnen. Als wir endlich alle drey zur Astrologie schritten, schien es etwas recht wunderbares zu seyn, daß der, welcher weder das Lateinische noch die Vernunftlehre fassen konnte, in wenig Tagen sogar mehr, als unser Lehrer, wußte, und mehr, als die andern bey ihm lernen konnten. Jch stutzte, und fing sogleich an, meine Betrachtungen darüber zu machen, und brachte durch mein eigenes Nachsinnen heraus, daß jede Wissenschaft ihr besondres und bestimmtes Genie erfordre, welches nur in diesem, in den andern Theilen der Gelehrsamkeit aber nichts tauge. Wenn dieses nun wahr ist (wie es denn ist, und wir weiter unten beweisen wollen) und einer heut zu Tage in unsre Schulen kommen sollte, eine Musterung und Prüfung der Köpfe anzustellen; wie vielen würde er nicht andre Wissenschaften anweisen, wie viele würde er nicht als Dumme und zum Studiren gänzlich Ungeschickte, auf das Feld verweisen, und wie viele von denen, welche ihre kümmerliche Umstände zu den niedrigsten Handthierungen verdammen, deren Köpfe aber die Natur allein zu den Wissenschaften erschaffen hat, würde er nicht hervorziehen müssen? Doch, da diesem nicht mehr abzuhelfen ist, muß man es so hingehen lassen.


25 - Johann Huart's Prüfung der Köpfe zu den Wissenschaften /

Aristoteles, *) und die übrigen Philosophen, drücken sich näher aus, und erklären die Natur durch die selbstständige Form, welche einem Dinge das Seyn giebt, und die Grundursache aller seiner Wirkungen ist. Nach dieser Erklärung würde unsere vernünftige Seele die Natur zu nennen seyn, weil sie es ist, die uns zu Menschen macht, und von ihr alle unsre Handlungen und Verrichtungen herrühren. Da aber alle vernünftige Seelen von einerley Vollkommen

*) Φυσικης ἀκροασεως το β. κεφ. α.

heit sind, sowohl die Seele des Weisen als des Narren, so kann man nicht behaupten, daß die Natur in dieser Bedeutung dasjenige sey, welches den Menschen die Fähigkeit gäbe; weil sonst alle Menschen ohne Ausnahme einerley Genie, und einerley Seelenkräfte haben müßten. Aristoteles selbst sucht daher *) eine andre Bedeutung des Worts Natur, in so ferne sie die Ursache ist, warum die Menschen fähig oder unfähig sind. Er sagt nämlich, die verschiednen Vermischungen der Wärme, Kälte, Feuchtigkeit und Trockenheit wäre es, welche man die Natur nennen müsse, weil nur von dieser Vermischung alle Fähigkeiten des Menschen, seineTugenden und seine Laster, und die grosse Verschiedenheit ihrer Genies abhängen könnten. Dieses erhellet deutlich, wenn man die verschiednen Lebensalter auch des weisesten Menschen betrachtet. Er ist in seiner Kindheit nichts als ein unvernünftiges Thier, an welchem sich keine andere Kräfte äussern, als Zorn und Begierde. Jn seiner Jugend fängt er allmälig an, das vortrefliche Genie zu entdecken, welches aber, wie die Erfahrung lehret, nur eine gewisse Zeit und nicht länger dauert; denn wenn das Alter herannahet, so vermindern sich seine Kräfte von Tag zu Tage, bis sie sich endlich gar verlie=

*) προβληματων τμημα το λ.

ren. *) Daß diese Verschiedenheit des Genies nicht von der vernünftigen Seele herrührt, ist unwidersprechlich, weil sie in allen Lebensaltern eben dieselbe ist, ohne an ihren Kräften oder an ihrem Wesen die geringsten Veränderungen zu er dulden; sondern daher, daß jedes Alter sein besondres Temperament, und seine verschiedne Leibesbeschaffenheit hat, vermöge welcher die Seele gewisse Handlungen in der Kindheit, andre in der Jugend, und andre im Alter vornimmt. Da aber, welches unleugbar ist, eben dieselbe Seele in eben demselben Körper ganz verschiedene Handlungen wirken kann, weil sie in jedem Alter ein ganz verschiednes Temperament hat; so kann ja wohl auch der Unterschied zweyer Knaben, wovon der eine fähig, der andre aber dumm ist, nirgends anders herrühren, als aus beyder durchaus verschiednem Temperamente, welches die Arzneygelehrten und Weltweisen, weil von ihm alle Handlungen der vernünftigen Seele bestimmt werden, die Natur nennen. Jn dieser Bedeutung nun hat der Ausspruch seine vollkommene Richtigkeit: die Natur macht

*) Hippokrates drückt sich sehr schlecht aus, wenn er (ἐπιδημιων το ἑκτον, τμημα πεμ-πτον) sagt: ἀνθρωπου ψυχη αει φυεται με- χρι θανατου. Siehe des Galenusεἰς το περι Φυσεως ἀνθρωπου του Ιπποκρατους ὑπομνημα α; sein Buch, ὁτι τα της ψυχης ἠθη ταις του σωματος κρασεσι επεται, und des Plato Gespräch περι ψυχης.

uns fähig. Zur Bestärkung dieser Lehre schrieb Galenus ein ganzes Buch, worinnen er bewies, daß die Eigenschaften der Seele von dem Temperamente des mit ihr verbundenen Körpers abhängen, und daß, nach Beschaffenheit der Wärme, Kälte, Trockenheit oder Feuchtigkeit des Landes, nach Beschaffenheit der Speisen, des Wassers, und der Luft, die Menschen bald dumm, bald klug; bald tapfer, bald feige; bald grausam, bald barmherzig; bald zurückhaltend, bald offenherzig; bald lügenhaft, bald aufrichtig; bald verrätherisch, bald treu; bald unruhig, bald stille; bald verschmitzt, bald einfältig; bald geitzig, bald freygebig; bald verschämt, bald unverschämt; bald schwer, bald leicht zu überreden wären. Er führt in dieser Absicht eine ziemliche Anzahl Stellen aus dem Hippokrates, Plato und Aristoteles an, welche alle behaupten, daß die Verschiedenheit der Völker, sowohl in Ansehung des Baues ihrer Körper, als der Aeusserungen ihrer Seelen, von der Verschiedenheit des Temperaments herrühre. Und man darf nur die Erfahrung zu Rathe ziehen. Wie unendlich sind nicht die Griechen von den Scythen, die Franzosen von den Spaniern, die Jndianer von den Deutschen, die Aethiopier von denEngländern unterschieden! Doch, was brauchen wir so weit entlegene Länder gegen einander zu halten? Wir dürfen ja nur die Provinzen betrachten, die das einzige Spanien umschließt, und es wird nicht schwer seyn, eine Aus theilung der nur gedachten Tugenden und Laster unter ihnen zu machen. Man betrachte nur einmal das Genie und die Sitten der Catalonier, der Valencianer, der Murcianer, der Granadiner, der Andalusier, der Estremenger, der Portugiesen, der Galleger, der Asturianer, der Montangesen, der Biscajaner, der Navarrer, der Arragonesen, und der innersten Einwohner Castiliens. Wer sieht nicht, wie sehr sie nicht allein nach ihrer Gesichtsbildung, und nach dem Baue ihres Körpers, sondern auch nach den Tugenden und Lastern ihrer Seelen von einander abweichen? Alle diese Abweichungen aber entstehen bloß daher, weil jede Provinz ihre besondere, und von andern unterschiedene natürliche Einrichtung hat. Doch auch diese Provinzen mögen noch zu weit auseinander liegen; der Unterschied der Sitten äussert sich schon an Oertern, die kaum eine kleine Meile von einander entfernet sind, so daß die Mannigfaltigkeit derGenies unter den Einwohnern eines sehr kleinen Strichs ganz unglaublich ist.


26 - Johann Huart's Prüfung der Köpfe zu den Wissenschaften /

Sie halten es für ein hinlängliches Merkmal, ob der Verstand in Verbindung der Wahrheit glücklich gewesen sey, wenn sie empfinden, daß er mit dieser Art der Verbindung zufrieden ist, und wenn sie Gründe anführen können, welche ihn bewegt und genöthigt haben, die Wahrheit so und nicht anders zu verbinden. Allein sie irren gewaltig, weil sich der Verstand gegen die falschen Meynungen verhält, wie sich die übrigen niedrigern Fähigkeiten jede gegen die Verschiedenheiten ihrer Gegenstände verhalten. Fragt man, zum Beyspiel, die Aerzte, welche von allen Speisen, deren sich der Mensch bedient, *) die beste und schmackhafteste sey? Jch glaube, sie werden antworten, für einen schlechten und verderbten Magen ist eigentlich keine Speise weder gut noch schlimm, sondern sie wird so wie der Magen ist, in welchen sie fällt. Es giebt Magen, sagt Galenus, **) welche sich bey Rindfleisch besser als bey Hühnerfleisch und Forellen befinden. Einige können keine Eyer und keine Milch vertragen; andere hingegen haben nichts lieber als Eyer und Milch. Einige, wenn wir die Speisen nach ihrer Zubereitung betrachten, wollen lieber gebratnes als gekochtes Fleisch;

*) Ιπποκρ. περι τροφης.

**) περι τροφων δυναμεως βιβλ. α. κεφ. α.

und auch unter dem gebratnen Fleische machen sie einen Unterschied, indem einige die Braten gern haben, wenn sie noch bluten, andere aber, wenn sie ganz trocken gebraten, und beynahe zu Kohlen gebrannt sind. Und was hierbey noch merkwürdiger ist, ist dieses, daß diejenige Speise, welche man heute mit vieler Begierde und Leckerheit genossen hat, morgen von dem Magen verabscheuet, und einer weit schlechtern nachgesetzt wird. Alles dieses versteht sich, wenn der Magen noch unverdorben und gesund ist; fällt er aber in diejenige Schwachheit, welche die Aerzte pica oder malacia nennen, so bekömmt er wohl zu Sachen Appetit, welche die menschliche Natur verabscheuet, und findet einen grössern Geschmack an Talk, an Steinen und Kohlen, als an Hühnern und Forellen.


27 - Johann Huart's Prüfung der Köpfe zu den Wissenschaften /

Doch hierinnen hat Galenus nicht recht, weil es unmöglich ist, daß ein Mensch sich sovollkommen in allen seinen Vermögenheiten erzeigen könne, als vollkommen gemässigt sein Körper ist. Der Zorn und die Begierden werden noch dann und wann die Oberhand über seine Vernunft davon tragen, und ihn zur Sünde anreitzen. Man muß daher niemals einen Menschen, von so gemässigtem Temperamente er auch immer sey, seinen natürlichen Neigungen folgen lassen, sondern ihn immer bey der Hand leiten, damit er der strengsten Vernunft gemäß handele. Dieses wird man deutlich einsehen, wenn wir nicht allein das Temperament, welches das Gehirn haben muß, wenn es für die vernünftige Seele ein bequemes Werkzeug seyn soll, sondern auch das Temperament des Herzens betrachten, damit die erzürnliche Vermögenheit nachEhre, Sieg, Beherrschung und Vorzügen begie rig sey; das Temperament ferner der Leber, damit es die Speisen gehörig verdaue, und das Temperament der Testikeln, damit sie zur Fortpflanzung des menschlichen Geschlechts geschickt seyn können.


28 - Johann Huart's Prüfung der Köpfe zu den Wissenschaften /

Die Leber, in welcher die Begierden ihren Sitz haben, ††) ist ihrem natürlichen Temperamente nach warm und feucht, welche Beschaffenheit sie auch niemals verliert, so lange auch der Mensch lebt. Wenn wir sie aber ja einmal kalt nennen, so geschieht es nur in so fern, als sie nicht alle Grade der Wärme hat, welche ihre Verrichtungen erfordern.


29 - Johann Huart's Prüfung der Köpfe zu den Wissenschaften /

Wie entgegen es vielmehr der menschlichen Natur sey, daß ein Mensch zur Tugend geneigt gebohren werde, sieht man gar deutlich, wenn man den ersten Menschen und seine natürliche Beschaffenheit betrachtet. Diese war, wenn man das einzige Temperament unseres Heilandes ausnimmt, gewiß die vollkommenste, die jemals ein Mensch in der Welt gehabt

*) Ob der Mensch gleich durch sein übles Tem perament angereitzt wird, so bleibt er deswegen doch frey, das zu thun, was er will.

hat, weil sie unmittelbar aus den Händen des größten Künstlers kam. Wenn ihm GOtt keine übernatürliche Eigenschaft hätte beygelegt gehabt, welche die niedern Vermögenheiten im Zaume zu halten fähig gewesen wäre, so hätte er seiner Natur nach unmöglich zu etwas andern, als zum Bösen geneigt seyn können. Daß aber GOtt wirklich den Adam mit Zorn und Begierden erschaffen habe, dieses läßt sich leicht aus dem Befehle, den er an ihn that, sehen: seyd fruchtbar und mehret euch und füllet die Erde. Er mußte ihm also nothwendig eine starke Erzeugungsvermögenheit, welche bey einem kalten Körper nicht statt findet, beygelegt haben: denn er sollte die Erde mit Menschen füllen, welches ohne viele Hitze nicht geschehen kann.


30 - Johann Huart's Prüfung der Köpfe zu den Wissenschaften /

Diese Betrachtung giebt dem Aristoteles zu folgender Aufgabe Gelegenheit: δια τι μαλιϛα αἰχυνονται ὁμολογειν οἱ ἐπιθυμουντες ἀφρο-δισιαzεσϑαι, ἀλλ' οὐ πιειν, οὐδε φαγειν, οὐδε ἀλλο των τοιουτων οὐδεν; das ist: warum der Mensch, wenn ihm die venerische Lust ankomme, sich sein Verlangen zu entdecken schäme, da er sich doch nicht schäme, seine Begierde zu essen und zu trinken und zu andern dergleichen unumgänglichen Sachen, zu gestehen? Er antwortet auf diese Frage sehr schlecht, wenn er sagt: ἠ ὁτι των μεν πλειϛων ἀναγκαιαι ἁι ἐπιθυ-μιαι, ἐνια δε και ἀναιρει τους μη τυγχανοντας!ἡ δε των ἀφροδισιων, ἐκ περιουσιας ἐϛι; das ist: weil es nicht wenige Begierden gäbe, welche zu dem Leben des Menschen so unumgänglich nöthig wären, daß einige davon, wenn sie nicht gestillet würden, den Tod verursachten; die venerische Lust aber sey vielmehr ein Zeichen des Ueberflusses, als einer Nothdürftigkeit.