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1 - Examen de in genios para las Sciencias /

BIen pensava Ciceron, que para que su hijo Marco saliesse (en aquel genero de letras que avia escogido) tal qual el desseava, que bastava embiarle a un estudio tan famoso y celebrado por el mundo como el de Athenas, y que ruviesse por maestro a Cratippo el mayor Philosopho de aquellos tiempos, y tenerle en una civdad tan popu Examenlosa, donde por el gran concurso de gentes que alli acudian: necessariamente auria muchos exemplos y casos estraños que le enseñassen por experiencia cosas tocantes a las letras que aprendia. Pero con todas estas diligencias y otras muchas mas que como buen padre haria (comprandole libros, y escriviendole otros de su propria invencion) cuentan los historiadores que salio un gran necio, con poca eloquencia y menos Philosophia (cosa muy usada entre los hombres pagar el hijo la mucha sabiduria del padre.) Realmente devio de ymaginarCiceron que aunque su hijo no vuiera sacado de las manos da naturaleza, el ingenio y habilidad que la eloquencia y philosophia pedian, que con la buena industria de tal maestro, y los muchos libros y exemplos de Athenas, y el continuo trabajo del moço, y esperar enel tiempo, se emendarian las faltas de su entendimiento. Pero en fin vemos que se engaño: de lo qual no me maravillo, porque tuvo muchos exemplos a este proposito que le animaron a pensar que lo mesmo podria acontescer en su hijo. Y assi cuenta el mesmo Ciceron (lib. de fato.) que Xenocrates era de ingenio muy rudo para el estudio de la Philosophia natural y moral, de quien dixo Platon que tenia un discipulo que avia menester espuelas: y con la buena indu stria de tal maestro, y conel continuo trabajo de Xenocrates, salio muy gran Philosopho. Lo mesmo escrive de Cleante, que era tan De Ingenios. estulto y mal razonado, que ningun maestro lo queria recebir en su escuela. De lo qual corrido y affrentado el moço, trabajó tanto en las letras; que le vinieron a llamar de spues, el segundo Hercules en sabiduria. No menos disparate parecio el ingenio de Demosthenes para la eloquencia, pues de mochacho ya grandezillo, dizen que no sabia hablar: y trabajando con cuydado en el arte, y oyendo de buenos maestros, salio el mayor orador del mundo: en especial (cuenta Ciceron) que no podia pronunciar la R, porque era algo balbuciente, y con maña la vino despues tambien a articular, como si jamas vuiera tenido tal vicio. De donde tuvo origen el refran; que dize, ser el ingenio del hombre para las sciencias, como quien juega a los dados, que si en la pinta es desdichado, monstrandose con arte a hincarlos en el tablero, viene a emendar su mala fortuna. Pero ningun exemplo destos que trae Ciceron dexa de tener muy conveniente respuesta en mi doctrina, porque (como adelante provaremos) ay rudeza en los mochachos que arguye mayor ingenio en otra edad, que tener de niños habilidad: antes es indicio de venir a ser hombres necios, commençar luego a raciocinar y ser avisados: porque si Ciceron alcançara las verdaderas señales con que se descubren los ingenios en la primera edad, tuviera por buen indicio, ser Demosthenes rudo y tardo enel hablar, y tener Xenocrates necessidad Examen de espuelas quando estudiava. Yo no quito al buen maestro al arte y trabajo, su virtud y fuerças de cultivar los ingenios, assi rudos como habiles: pero, lo que quiero dezir es, que si el mochacho no tiene de suyo el entendimiento preñado de los preceptos y reglas determinadamente de aquel arte que quiere aprender, y no de otra ninguna, que son vanas diligencias las que hizo Ciceron con su hijo, y las que hiziere qualquiera otro padre con el suyo. Esta doctrina entenderan facilmente ser verdadera, los que vuieren leydo en Platon (Dialogo de Scien cia,) Que Socrates era hijo de

De solo el entendimiento de Socrates se puede verificar esta cõparacion: porque enseñava preguntando, y baziaque el proprio discipulo atlasse ala doctrina sin que el se la dixesse.

una Partera (como el mesmo lo cuenta de si) y como su madre (aunque era gran maestra de parteria) no podia bazer parir a la muger que antes que viniesse a sus manos no est ava preñada. Assi el (usando el mesmo officio de su madre) no podia hazer parir sciencia a sus discipulos, no teniendo ellos de suyo el entendimien to preñado: tenia entendido que las sciencias eran como naturales a solos los hombres que tenian ingenios acomodados para ellas: y que en estos acontecia lo que veemos por experiencia en los que se han olvidado de lo que antes savian, que con solo apuntarles una palabra, por ella sacan todo lo demas. No tienen otro officio los De Ingenios. maestros con sus discipulos (a lo que tengo entendido) mas que apuntarles la doctrina: porque si tienen fecundo ingenio, con solo esto les hazen parir admirables conceptos: y sino, atormentan a si, y a los que los enseñan: y jamas salen con lo que pretenden. Yo alomenos si fuera maestro, antes que recibiera en mi escuela algun discipulo, avia de hazer con el muchas pruevas y experiencias, para descubrirle el ingenio, y

La sabiduria humana no es reminicencia, y assi condenamos ade lante à Platon porque lo dixo.

si se hallara de buen natural para la sciencia que yo profes sava, recibierale de buena gana, porque es gran contento para el que enseña, instruit a un hombre de buena habilidad: y sino, aconsejarle que estudiasse la sciencia que a su ingenio mas le convenia: pero entendido que para ningun genero de letras tenia disposicion ni capacidad, dixerale con amor y blandas palabras, Hermano mio, vos no teneys remedio de ser hombre, por el camino que aveys escogido; por vida vuestra que no perdays el tiempo ni el trabajo, y que busqueys otra manera de vivir, que no requiera tanta habilidad como las letras.


2 - Johann Huart's Prüfung der Köpfe zu den Wissenschaften /

Cicero glaubte zwar, um seinen Sohn Marcus in demjenigen Theile der Gelehrsamkeit, welchen er sich erwählet hatte, so weit zu bringen, als er es wünschte, sey es schon genug, wenn er ihn auf eine so bekannte und durch die ganze Welt so berühmte Hoheschule schickte, als Athen war; wenn er ihm den Kratippus, den größten Weltweisen seiner Zeit, zum Lehrmeister gäbe, und ihn seinen Aufenthalt in einer so volkreichen Stadt nehmen liesse, wo ihm wegen des grossen Zusammenflusses von allerley Leuten, die daselbst anlangten, nothwendig viel Beyspiele und besondre Fälle vorkommen müßten, die ihn durch die Erfahrung verschiednes lehren würden, was mit der Wissenschaft, auf die er sich legte, einige Verwandschaft haben könnte. Dieser und vieler andern Vorsorgen aber ungeachtet, die er als ein guter Vater für ihn trug, da er ihm Bücher schafte, und sogar selbst für ihn schrieb, erzählen die Geschichtschreiber, daß nichts aus ihm geworden sey; daß er wenig in der Beredsamkeit, und noch weniger in der Weltweisheit gethan habe; wie es denn ein sehr gemeines Schicksal unter den Menschen ist, daß der Sohn den grossen Verstand des Vaters bezahlen muß. Jn der That konnte sich Cicero zwar einbilden, daß, obgleich sein Sohn aus den Händen der Natur das Genie und die Fähigkeit nicht bekommen habe, welche die Beredsamkeit und Weltweisheit erfordern, durch den redlichen Fleiß eines solchenLehrmeisters, durch viele Bücher und viele Beyspiele in Athen, durch ununterbrochene Bemühungen des Jünglings mit der Zeit den Fehlern seiner Seelenkräfte würde können abgeholfen werden. Am Ende aber sehen wir, daß er sich geirrt habe; worüber ich mich aber gar nicht verwundre, weil er nicht wenig Beyspiele vor Augen hatte, die ihn zu hoffen verleiteten, es könne ein gleiches auch mit seinem Sohne ge schehen. Er selbst, Cicero, erzählet, (in seinemBuche vom Schicksale) daß Xenokrates einen sehr unlehrsamen Kopf, sowohl zur moralischen als natürlichen Weltweisheit, gehabt habe, so daß Plato von ihm gesagt, dieser sein Schüler bedürfe der Sporen: gleichwohl wurde er durch den redlichen Fleiß seines Lehrmeisters und durch seinen eigenen unablässigen Eifer ein sehr grosser Weltweise. Eben derselbe führt auch das Beyspiel des Kleantes an, welcher so dumm und ungeschickt gewesen seyn soll, daß ihn kein Lehrmeister in seine Schule habe nehmen wollen; der dadurch empfindlich beschämte Knabe aber habe hierauf so eifrig zu studiren angefangen, daß er endlich der zweyte Herkules in der Gelehrsamkeit sey genannt worden. Eben so ungeschickt schien dasGenie des Demosthenes†) zur Beredsamkeit, da er als ein erwachsener Jüngling, wie man sagt, noch nicht einmal recht reden konnte. Besonders, wie Cicero erzählt, konnte er das R nicht aussprechen, weil er ein wenig lispelte. Durch seinen Fleiß aber lernte er es endlich so wohl ausspre

†) Vom Demosthenes läßt sich wohl nicht mit Recht behaupten, daß sein Genie zur Beredsamkeit ungeschickt gewesen sey, wofern man nicht das Wort Genie in einer ganz ungewöhnlichen Bedeutung nehmen, und auch auf körperlicheVollkommenheiten ausdehnen will. Denn was dem Demosthenes die Ausbildung der Beredsamkeit anfänglich sehr schwer machte, war blos eine natürliche Unvollkommenheit in den Sprachwerkzeugen.

E.chen, als wenn er niemals diesen Fehler gehabt hätte. Daher kömmt das Sprichwort, welches ungefähr sagt: es sey mit dem Genie des Menschen zu den Wissenschaften, wie mit einem, der im Brete spielet; wenn der Wurf unglücklich ist, so muß er ihn durch eine geschickte Setzung erträglich zu machen, und also sein schlechtes Glück zu verbessern wissen. Doch keines von den Beyspielen, welche Cicero anführt, ist eigentlich wider meine Meynung, weil es, wie wir weiter unten beweisen wollen, in jungen Leuten eine gewisse Ungelehrigkeit giebt, welche auf ein andres Alter ein grösseres Genie prophezeyt, als wenn sie von Kindheit an viel Fähigkeit gewiesen hätten. Das allzufrühe Vernünfteln und Klugseyn ist sogar eine Anzeige eines künftigen Narren. Hätte Cicero die wahren Merkmale eingesehen, welche in der ersten Jugend ein Genie verrathen, so würde er es sowohl bey demDemosthenes, als bey dem Xenokrates, für ein gutes Zeichen gehalten haben, daß jener langsam und schwer reden lernte, und dieser in seinem Studiren angespornt zu werden bedurfte. Jch spreche in der Ausbesserung, sowohl der langsamen als fähigen Genies, dem guten Lehrmeister, der Kunst und dem Fleisse nicht alle Kraft und Tugend ab. Jch will nur so viel sagen, daß, wenn der Knabe nicht von der Natur einen Verstand bekommen hat, welcher gleichsam schon von den Grundsätzen und Regeln der Kunst, die er erlernen will, schwanger ist und ihn nur zu dieser und sonst zu keiner andern bestimmt, alle Sorgfalt, welche Cicero für seinenSohn anwandte, und jeder Vater für den seinigen anwenden kann, vergebens ist. Die Wahrheit dieser Lehre wird jeder leicht begreifen, welcher bey dem Plato*) gelesen hat, daßSokrates, wie er selbst von sich erzählt, eine Hebamme zur Mutter hatte, und daß, so wie diese, ob sie gleich eine Meisterinn in ihrer Kunst war, keine Frau konnte gebähren lassen, wenn sie nicht schon schwanger war, ehe sie unter ihre Hände kam, auch er, als einer, welcher ähnliche Verrichtungen mit seiner Mutter hätte, keine Wissenschaft aus seinen Schülern hervorziehen könnte, wenn ihr Verstand nicht schon damit schwanger sey. Er hatte es eingesehen, daß dieWissenschaften nur denjenigen Menschen gleichsam natürlich wären, welche ein Genie hätten, das darnach eingerichtet sey, und daß es eben die Bewandniß damit habe, die es, wie uns die Erfahrung lehret, mit denen hat, welche etwas, das sie vorher wußten, vergessen haben: wenn man ihnen nur auf ein Wort hilft, so besinnen sie sich sogleich wieder auf alles das übrige. So viel ich einsehe, thun die Lehrmeister mit ihren Schülern nichts, als daß sie die Wissenschaft in ihnen anblasen. Denn haben sie ein fähigesGenie, so ist dieses fähige Genie hinreichend, aus ihnen die vortreflichsten Begriffe hervorzubringen; haben sie aber keines, so plagen sie

*) Dιαλ. θεαιτητος ἠ περι ἐπιϛημης.

sich, und die, die sie unterweisen, ohne es iemals dahin zu bringen, wohin sie es bringen wollen. *) Jch wenigstens, wenn ich ein Lehrmeister wäre, würde, ehe ich einen Knaben in meine Schule nähme, vielerley Proben und Erfahrungen mit ihm anstellen, sein Genie zu erforschen, und wenn ich eine gute natürliche Geschicklichkeit zu der Wissenschaft, die ich lehrte, bey ihm fände, so würde ich ihn mit Freuden annehmen, weil es kein geringes Vergnügen für einen Lehrer ist, wenn er ein fähiges Genie zu unterweisen hat. Fände ich aber das Gegentheil, so würde ich ihm rathen, sich auf diejenige Wissenschaft zu legen, welche sich für seinen Kopf schickte, und hätte er zu gar keinem Theile der Gelehrsamkeit Neigung und Fähigkeit, so würde ich voller Liebe und mit den sanftesten Worten zu ihm sagen: mein Sohn, auf dem Wege, welchen ihr euch erwählt habt, werdet ihr kein brauchbarer Mensch werden. Um des Himmels willen! verlieret eure Zeit und eure Arbeit nicht, und sucht euch eine andere Lebensart aus, welche weniger Fähigkeit erfordert, als die Wissenschaften.


3 - Johann Huart's Prüfung der Köpfe zu den Wissenschaften /

Kleanthes